Las entregas de los premios de la academia siempre me han llamado la atención, pero nunca había estado muy pendiente del resultado ni del show en sí. Este año el programa dio un giro más juvenil e hizo el show un poco más entretenido. Sumado a eso, entre las películas más aclamadas por la crítica en estas fechas, se encontraban varias que se habían ganado un lugar especial entre mi amplia lista cinéfila.
Entre ella estaba Black Swan. Esta cinta la vi por primera vez en el cine en Santiago. Como toda película vista directamente en la pantalla grande, tiene un efecto diferente, pero el cisne negro tiene algo más que la hace especial.
No podría poner en una sola palabra qué es eso que tiene, pero es una cinta viciosa. Así de simple, es el tipo de película que es necesario ver. Ya sea por la hermosa pieza de ballet acompañada de su música; o por la presencia de actrices hermosas y talentosas.
Cabe destacar, y no sin mencionar que logró su primer oscar como mejor actriz gracias al papel de Nina, la actuación de Natalie Portman. Esta joven actriz de apariencia infinitamente angelical logra llevarnos durante toda la filmación a través de su evolución desde el cisne blanco a un intrigante cisne negro. Si bien, muchas veces los ganadores de los premios no siempre encajan con mi opinión, el oscar a mejor actriz no podría haber tenido otro ganador que ella.
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