una feria de manualidades y decoración

Cómo todos los años, llegó la fería de manualidades a la quinta región y con eso las revoluciones y actitudes más irracionales en la gran mayoría de las mujeres de la zona, o bastante extrañas por lo menos para su edad, junto con un periodo gris para los locales.

En términos generales, estos eventos consisten en que diversos proveedores de articulos de manualidades, tales como pinceles, maderas, servilletas y pinturas, se reunen para ofrecer sus novedades a los clientes que generalmente no tiene acceso a las fábricas. Por lo mismo, todos compiten por tener los precios más bajos, los cuales bordean la mitad de su precio normal en tienda, con el objetivo de que estas personas compren en grandes cantidades.

Para esta ocasión, como en las anteriores, nosotros fuimos puntos de venta de unas 100 entradas aproximadamente, las que se vendieron semanas antes de su inicio. Cabe destacar que este intermedio es gratuito, ya que nosotros se entrega a los organizadores exactamente la cifra recibida por esta venta. Independiente de estos las interesadas consideran que es nuestra obligación tener entradas y se enojan cuando les decimos que se acabaron, aunque se les haya insistido con tiempo que se acabarían pronto, y asumen cierto relación o responsabilidad en nosotros con respecto a la feria, lo cual es falso, ya que si bien si hemos participado en años anteriores, no es algo de siempre.

Dentro de esta responsabilidad que la clientela percibe en nosotros, entran las quejas luego de participar de la expo, las cuales son un poco más utiles que sus exigencias con respecto a las entradas ya que nos entregan la percepción como clientela del evento, lo que luego es compartido con los organizadores y proveedores con el objetivo de mejorar el servicio y obviamente vender más, junto con la intención de encontrar o encauzar mejor dicho los escasos beneficios del evento para nosotros.

¿A qué me refiero? Un local comercial no puede competir en precios y por lo tanto en ventas con su proveedor de mercadería. Un vendedor mayorista, nuestro proveedor, maneja diferentes cifras: primero, una de compra; otra de venta que implica la anterior más el IVA, más el porcentaje de ganancia que debe bordear el 100%, más los gastos de transporte, envio y cualquier otro aspecto involucrado en la adquisición del producto y su eventual venta. 

Este precio de venta tiene dos variantes, el precio mayorista y el precio al detalle, el primero implica todo lo anterior con un menor margen de ganancia, el que se ve reflejado en el mayor número de productos que deben comprar. Por su parte, el precio al detalle, que implica desde una unidad a 10 o más dependiendo del producto y del tipo de negocio, limitando en cantidad con el precio mayorista, es más alto y es el maneja un comprador cualquier, la señora que trabaja para sí misma o aquella que vende en menor escala, por lo que necesita menos cantidad del mismo producto.

Resumiendo lo anterior, durante y luego de la feria, un local comercial que compra a precio mayorista y vende al detalle, incluyendo en esto las mismas variantes mencionadas anteriormente, está obligado a bajar sus precios, es decir, bajar su margen de ganacia con el objetivo de acercarse a los precios de sus proveedores en feria y no perder tanto dinero durante el periodo gris. Este periodo se podría considerar desde unos días antes de la feria, los 4 días que dura esta, más unas dos semanas luego de estas en que la clientela ya se abasteció de todo lo necesario y no requiere más productos, por que compró en cantidades durante la feria con el mismo objetivo. 

Este proceso bianual, la expo, trae cierto dinamismo y novedad al mundo de las manualidades de la quinta región, les da una oportunidad de acercarse y conocer gente con sus mismo intereses y aprender aspectos más técnicos de cada producto, tomar cursos cortos y económicos y poder comprar a precios más asequibles. Pero a su vez, perjudica gravemente al comercio local, particularmente a los pequeños locales en el interior que no tienen acceso cotidiano a este tipo de información y en general a todo quién venda artículos de manualidades que no haya querido o no haya podido pagar los altísimos costos de participación, cualquier stand cuesta más de medio millón de pesos, sin considerar todo lo que implica transportar toda una tienda hacia el lugar del evento, personal, alojamiento, viaje y la preparación y organización para llegar con lo más novedoso posible.

Uno de los lados no tan amables del mundo de las artes...